La primera vez que oí hablar del ho'oponopono fue a través de un artículo en internet que trataba de un psicólogo que había logrado curar a todo un pabellón de enfermos psiquiátricos sin haberlos visto personalmente, todo ello a través de un antiguo método de sanación Hawaiano: el ho'oponopono.
En palabras de Morrnah Nalamaku Simeona, maestra de ho'oponopono, es un don profundo que permite desarrollar una relación de trabajo interior con la Divinidad; nos enseña a pedir, en cada momento, que nuestros errores de pensamiento, palabra y obra sean limpiados y corregidos. El proceso se basa esencialmente en la libertad, en una completa libertad del pasado.
En defintiva, el ho'oponopono ayuda a limpiar nuestro inconsciente de todas aquellas creencias, programas, prejuicios, pensamientos erróneos... que son los que generan nuestros bloqueos en diferentes áreas de la vida.
El objetivo es llegar a un estado "cero", de vacuidad, donde "todo y nada es posible". Ese es el estado original en el que nos reflejamos inicialmente, pero del que nos vamos alejando a medida que avanzamos en nuestra existencia, ya de, de forma inconsciente, creamos y absorbemos multitud de pensamientos, palabras, creencias y prejuicios, muchos de los cuales se remontan incluso a los inicios de la humanidad.
Este arte Hawaiano parte de la idea (confirmada por la física cuántica) de que no se puede distinguir "fuera" de "dentro", ya que todo existe como pensamientos en nuestra mente, siendo el mundo físico una materialización de mis pensamientos. En definitiva, mis pensamientos crean la realidad. De ahí se deriva una consecuencia ética de gran calado, yo soy absolutamente responsable de crear mi universo físico tal cual es.
Llegados a este punto os preguntaréis, ¿qué tengo que hacer para practicarlo?. Al fín y al cabo, todos queremos llegar a ese estado casi beatífico que tanto se parece a la paz.
Pues algo tan sencillo como repetir, cuando notes un bloqueo o que te encuentras en un callejón sin salida, las siguientes palabras: "lo siento, perdóname, te amo, gracias". Puedes cambiar su orden, poner énfasis en alguna de ellas (por ejemplo "te amo"), puedes decirlas solo para tí, escribirlas e, incluso, no es necesario que las pronuncies con convencimiento.
Cuando nosotros decimos "lo siento" estamos reconociendo que algo (no importa saber el qué) penetró en nuestro sistema cuerpo/mente. Nosotros queremos el perdón interior por lo que nos trajo aquello. Al decir "perdóname" no estamos pidiendo que nos perdonen, estamos pidiendo que se nos ayude a perdonarnos. "Te amo" transmuta la energía bloqueada (que es el problema) en energía fluyendo, nos vuelve a unir a lo Divino. "Gracias" es la expresión de gratitud, nuestra fe en que todo será resuelto para el bien mayor de todos los involucrados.
¿Y a quién van dirigidas esas palabras?. El ho'oponopono entiende que a nuestra "divinidad interior", a nuestro inconsciente e, incluso a nuestro "niño interior herido".
El resultado de practicar esta técnica es adquirir una "identidad propia", que ve cada problema, no como una dura prueba, sino como una oportunidad para observarlo desde los ojos del amor y la curación.
Es importante recalcar, para finalizar, que lo que ocurra a partir de tu práctica constante queda en manos de la divinidad. Puede que tengas acciones inspiradas o no. En realidad no importa porque como tenía grabado en la puerta de su consulta Carl Jung: vocatus atque non vocatus deus aderit (se le invoque o no se le invoque, Dios está siempre presente).
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